sábado, 28 de febrero de 2009

DE LA MIRADA COMO OBJETO ( a) MINUSCULA


COMENTARIO AL SEMINARIO XI DE JACQUES LACAN
Eric Moreau
Psicoanalista
Análisis Freudiano Chile

1. La visión
La visión se ordena según un modo que podríamos llamar, de manera general, la función de las imágenes. Esta función se define por una correspondencia punto por punto de dos unidades en el espacio. Aquello que pertenece al modo de la imagen en el campo de la visión puede reducirse , por ende, a este esquema tan sencillo que la anamorfosis permite establecer, esto es, a la relación de una imagen, en tanto ligada a una superficie, con cierto punto que llamaremos geometral. Podrá llamarse imagen todo lo que se determina mediante este método- en el cual la línea recta desempeña su papel que es el de ser el trayecto de la luz” (Lacan, Seminario XI)

La visión emana del sujeto de la representación intencional donde la conciencia se hace dueño de la imagen determinando la percepción a partir de la visibilidad de los contornos, de las formas cuyo modelo psicológico es la Gestalt, es decir una buena forma , una figura clara y precisa, completa y total, armónica, a la cual nada le falta. La Gestalt se destaca del fondo es una imagen organizada por las líneas geométricas cuyo modelo se encuentra en la proyección del objeto sobre una pantalla como un cuerpo se refleja en el espejo.

Sin embargo Lacan demuestra en “ El estadio del espejo “ que la imagen especular es engañosa y corresponde a un velo que esconde lo real del sujeto de lo inconsciente caracterizado por el traumatismo y la fragmentación. Esta imagen ideal, bella, narcisa y omnipotente revela en realidad la estructura de desconocimiento absoluto del sujeto de lo inconsciente como sujeto dividido, fracturado, agujereado. La Gestalt actúa como pantalla defensiva ubicando en el espacio una diferencia radical entre el objeto puesto a fuera y el sujeto de la representación interna, conciente que lo ve desde un punto llamado geometral. El ojo siendo el órgano de la visión estructura un campo simétrico. Siendo visible, el objeto está presente, localizado y controlado. El arte clásico nacido en Grecia con la arquitectura de las líneas verticales de las columnas de los templos y las formas bien definidas de las estatuas es el paradigma ejemplar de la rigidez de la visión geometral.

2. La ruptura surrealista
El surrealismo representa una crisis en la sociedad occidental, siguiendo el camino anterior trazado por Einstein, Nieztche, Freud, Marx, desplazando la conciencia del centro del ser en la modernidad y en el arte produce una ruptura de las reglas clásicas de la belleza. El surrealismo quiebra los límites de la razón, del pensamiento cartesiano, de la lógica aristotélica afirmando que es posible superar las contradicciones lógicas entre razón y locura, realidad e imaginación, infancia y adultez, vigilia y sueño. El surrealismo postula un hombre nuevo reunido consigo mismo en estado de creación permanente. Su método consiste en explorar la imaginación, la locura, el azar, el inconsciente utilizando el automatismo psicológico , la ensoñación, la asociación de ideas, el sueño. Hay que liberar le ser de la represión de la razón, para desarrollar otras facultades mentales tales como la imaginación, el pensamiento mágico, la capacidad de jugar y de amar, los sentidos, las sensaciones, la locura, la muerte, la mujer, el espíritu infantil y lúdico, lo maravilloso.

Hay un momento freudiano notorio en el surrealismo que corresponde a la época de la investigación psicoanalítica de la subjetividad con el descubrimiento del inconsciente y hay un momento revolucionario marxista que se corresponde a nivel socio- histórico al quiebre del desarrollo del capitalismo industrial y sus modos automáticos de producción con la revolución comunista de 1917 en Rusia. El surrealismo es un movimiento artístico psico-político. ( ver Dalí, construcción blanda... sobre la guerra civil española)

3. Dalí: el método paranoico critico y las anamorfosis ( ver El enigma sin fin de Dalí)
El “método paranoico-crítico” consiste en descubrir, mediante la alucinación, es decir una interpretación delirante de la realidad, nuevos significados en las imágenes y los objetos existentes para hacerlos visibles en el arte. Para Dalí, la paranoia no designa una enfermedad mental, sino un estado psíquico normal utilizado como potencial creativo: “ es con un proceso netamente paranoico que ha sido posible obtener una imagen doble: es decir la representación de un objeto que , sin la mínima modificación figurativa o anatómica, sea en mismo tiempo la representación de otro objeto absolutamente diferente, éste mismo también exento de cualquier deformación”. Por ejemplo un caballo puede representar a la vez un instrumento de música. Esa percepción distorsionada de la realidad determina la polisemia de las anamorfosis, entre las cuales se destaca el cuadro El enigma sin fin de 1938. La anamorfosis apela a la fantasía del observador y hace imposible una visión única del cuadro. En este cuadro Dalí consigue dotar al motivo de significados diferentes que pueden llegar a realizar hasta seis lecturas distintas: una playa, un filósofo tumbado, el rostro del gran cíclope estúpido, galgo, mandolina, frutero con peras, dos higos sobre una mesa, bestia mitológica. La “actividad paranoicocrítica” de Dali no ofrece una percepción objetiva de la realidad sino que enriquece lo representado produciendo ilusiones visuales e imaginarias a partir de una interpretación subjetiva de objetos que existen en la realidad; esto es verdaderamente paranoico.
La anamorfosis permite precisamente este juego perceptivo, imaginario, proyectivo y delirante. La anamorfosis con este modo particular llama una mirada interesada, sorprendida, desdoblada, múltiple, distorsionada por el deseo, nuestra pulsiones y angustias. Esto describe perfectamente al objeto a, el objeto causa del deseo. El objeto a es un objeto que solo puede percibir una mirada distorsionada por el deseo, un objeto que no existe para una mirada objetiva, porque en sí mismo él no existe, ya que no es nada más que la encarnación la materialización de esta distorsión , de este excedente de perturbación introducida por el deseo en la denominada realidad objetiva. Objetivamente, el objeto a es nada, pero, visto desde un cierto ángulo o una cierta fantasía asume la forma de algo. Este algo es el objeto anamorfótico, un puro semblante que solo podemos percibir claramente, imaginando, interpretando, proyectando o mirando al sesgo. Nuestra mirada ha sido distorsionada por la mancha anamorfótica. Tal es el efecto del registro simbólico sobre la mirada. El lenguaje duplica la realidad , en ella misma y el vacío del objeto que solo puede ser llenado por una mirada anamorfótica.

Cuando encontramos lo real de nuestro deseo encontramos un agujero. Nuestra realidad social, cotidiana esta recubierta por el velo de las palabras y de las imágenes que puede en cualquier momento desgarrarse por la intrusión traumática de lo real. Esta es la imagen de la realidad cotidiana que ofrece el psicoanálisis: un frágil equilibrio que puede destruirse en cualquier momento si , de un modo totalmente contingente e impredecible, hace irrupción el trauma. (Mark Rothko, 1960). La teoría del trauma en Lacan está informada por el surrealismo. En el seminario XI Lacan define lo traumático como un encuentro fallido con lo real. En cuanto fallido lo real no puede ser representado , únicamente puede ser repetido.

Lacan : el salto a la posmodernidad
¿ Qué es un cuadro? ( ver “Los embajadores” de Holbein )

Lacan plantea su tesis que es que en el cuadro algo de la mirada siempre se manifiesta . La mirada es el objeto a en el campo de lo visible. En el campo escópico yo soy mirado porque la mirada está a fuera, es decir que yo soy el cuadro. El cuadro está en mi ojo pero yo estoy en el cuadro bajo la forma de una mancha . La mancha es el detalle que “no concueda”, que sobresale de la escena bella y pura y que la echa a perder, haciendola ominosa. Es el punto de anamorfosis de un cuadro: el elemento que visto de frente parece una mancha sin sentido, pero que si miramos la pintura desde un punto de vista lateral forma una imagen definida.

La referencia de Lacan acerca de este tema es el cuadro de “Los embajadores” de Holbein: en la parte inferior, debajo de los dos embajadores, vemos una mancha amorfa. Sólo cuando el visitante abandona la sala de exposición donde está expuesta la obra, y desde la puerta le dirige una última mirada lateral, ve los contornos de una calavera. En este momento se le revela el verdadero significado de la pintura: la vanidad de los bienes terrestres, de los objetos de arte y los instrumentos del conocimiento reproducidos en el resto de la tela. La calavera refleja nuestra propia nada. Esta mancha es lo que Lacan llama el falo, fi. Lacan lo define como “ un significante sin significado”que, como tal, hace posible los efectos del significado.

El elemento fálico de un cuadro es una mancha sin sentido que lo degrada, lo echa a perder, abriendo la pregunta que genera la búsqueda de significados: nada es lo que parece ser, todo debe ser interpretado, todo posee algún sentido suplementario. Se produce una sorpresa in asombro como efecto de un trueno o relámpago en el cielo apacible como una ruptura, una grieta que divide el ser. Es una falta, llamada fálica que nos impulsa a producir significados nuevos, es la fuerza impulsora de una compulsión de discursos interminables. La oscilación entre la falta y el significante excedente constituye la dimensión propia de la subjetividad. Así por medio de la mancha fálica el cuadro observado se subjetiviza: ese punto extraño socava nuestra posición de espectador neutro y objetivo, nos ata al objeto observado. Este es el punto en el cual el observador queda incluido, inscrito en la escena observada: es el punto desde el cual el cuadro nos mira, nos devuelve la mirada.

“Holbein hace visible algo que es, sencillamente, el sujeto como anonadado-anonadado en una forma, que a decir verdad, es la encarnación ilustrada del menos fi de la castración, la cual para nosotros centra toda la organización de los deseos a través del marco de las pulsiones fundamentales. “ (Lacan seminario XI)

¿ Qué es la mirada?
“En nuestra relación con las cosas, tal como la constituye la vía de la visión y la ordena en las figuras de la representación ,algo se desliza, siempre en algún grado eludido, eso se llama la mirada.” ( Lacan, Seminario XI)

“En la medida en que la mirada, en tanto objeto a, puede llegar a simbolizar la falta central expresada en el fenómeno de la castración, y en que, por su índole propia, es un objeto a reducido a una función puntiforme, evanescente, deja al sujeto en la ignorancia de lo que está más allá de la apariencia-esa ignorancia tan característica de todo el progreso del pensamiento en esa vía constituida por la investigación filosófica.”

El sujeto
Aquí es donde yo afirmo que el interés del sujeto por su propia esquizia está ligado a lo que la determina –a saber, un objeto privilegiado, surgido de alguna separación primitiva, de alguna automutilación inducida por la aproximación misma de lo real, que en nuestra álgebra se llama objeto a.

El sujeto lacaniano está fijo en una doble posición, dividido entre la visión que emana del sujeto de la representación , conocido desde los tratados renacentistas como dueño del objeto enfocado como una imagen para él y la mirada que emana del objeto que lo mira en el punto de la luz que lo toma una foto donde el aparece como una mancha en el espectáculo del mundo.

La pulsion escópica
“La mirada sólo se nos presenta bajo la forma de una extraña contingencia, simbólica de aquello que encontramos en el horizonte y como tope de nuestra experiencia, a saber, la falta constitutiva de la angustia de castración. El ojo y la mirada, ésa es para nosotros la esquizia en la cual se manifiesta la pulsión a nivel del campo escópico “

A nivel de la pulsión escópica encontramos la misma función del objeto a que podemos determinar en todas las demás pulsiones. El objeto a es algo de lo cual el sujeto para constituirse, se separa como órgano. Vale como símbolo de la falta, es decir del falo, en tanto hace falta. Por tanto ha de ser un objeto-separable- que tenga alguna relación con la falta.

A nivel oral, es la nada. A nivel anal es el lugar de la metáfora- un objeto por otro, dar las heces en lugar del falo. A nivel estamos en el nivel del deseo del Otro. Lo mismo sucede a nivel de la pulsión invocante, que es la más cercana a la experiencia del inconsciente.

6. ¿ Qué es el arte ?
Para Lacan el arte tiene la función de desgarrar el velo de la ilusión especular para desenmascarar lo real que permite llegar a la pulsión que produce un empuje constante, un impulso continuo asociado con un significante que le otorga una representación minimalista desprovista de significado, como una mancha de color o una nota de música. La cuestión es como anudar el tiempo con el espacio, el movimiento con una forma. Superando la dicotomía forma estática , movimiento fluido , como restituir el movimiento en el seno de la forma.

La pintura se ubica en un ángulo del triangulo constituido por el sujeto posmoderno y la sociedad hipercapitalista neoliberal. La pintura es testigo y síntoma social del malestar en la cultura contemporánea. Por eso refleja el trauma, la repetición la angustia, la psicosis, el delirio, el vacío, Todas estos estados psíquicos son tiempos lógicos de la descomposición de la estructura del sujeto posmoderno : sujeto de la pulsión (Real, trauma), sujeto del deseo (Simbólico, falta), sujeto del fantasma (Imaginario, pantalla), sujeto del síntoma (metáfora) en fin sujeto del significante (palabra). Pero la promesa que le hace a este sujeto contemporáneo desgarrado es el movimiento hacia lo infinito de la sublimación , apertura del tiempo y del espacio, hacia un “tú puedes ir más allá".

En cambio el arte barroco muestra un movimiento de las curvas, y de la luz irradiante que libera de los límites de las rectas produce un surgimiento de lo real en un sujeto que lo recibe. El color irradiante no conoce límite.