El heterónimo CONTARDO y su visión fragmentada en múltiples cuadros, nace en Valparaíso, en el cerro Cárcel, por allá en 1997. Mi intención fue hacer una pintura que reflejara las numerosas realidades de mi ciudad. Por las noches podía ver a través de la ventana de mi dormitorio las ventanas del puerto. Cada una representaba una vida diferente, quizás un drama familiar, la soledad de un hombre o una mujer, la alegría, pasión o tristeza de sus habitantes. Quise contarlo todo en una visión casi caleidoscópica. Curiosamente vivía entre la cárcel y el cementerio de la ciudad, más arriba estaba la iglesia del barrio; es decir que el tema de la soledad, la vida, la muerte y la espiritualidad gravitaban fuertemente sobre el artista. Llamé a esa serie "VENTANAS", porque era mi deseo representar las ventanas de mi ciudad y que cada pintura fuese como una ventana por la cual mirásemos ese mundo que yo sentía y vivía.
CONTARDO también tomó vida en mi poesía como un personaje más de Valparanoia. Tal vez este Contardo es un ser triste y solitario, pero capaz de reflejar la vida y todos los sentimientos que ésta provoca, en sus telas. En cierto modo escogí el nombre como un homenaje a mi madre, ya que ella me legó genéticamente esa inclinación por lo estético y, además, porque en nuestra cultura el apellido materno desaparece después de una generación.
El profesor Luis Valle me comentó que este heterónimo podría dividirse así: CON-TANDO, porque estas obras cuentan muchas cosas. Él lo dijo refiriéndose a la serie DON QUIJOTE EN VALPARAÍSO. Después de mucho tiempo, retomé esta firma para dicha serie, la que me ha traído grandes satisfacciones. La división del formato en múltiples espacios es la tónica de esta forma de pintar y fue muy útil para contar las aventuras y desventuras del Caballero.
La deuda pictórica de Contardo es con Mondrian, Juan Hultberg y Torres-García, aún cuando no me sostengan sus teorías filosóficas. Ellos fueron grandes maestros a quienes admiro en su estética. Cuando era adolescente pinté unos cartones, ya desaparecidos, con la técnica de cuadricular el rectángulo y trazar con el pincel distintos signos y manchas muy coloridas en cada cuadrícula. Ese podría ser otro antecedente de este "estilo".
Por otro lado, este pintor roba las imágenes de otras firmas (como Adamus o Tapia), fagocita todos los mundos porque es capaz de incluirlos a todos. Perfectamente pueden convivir en su pintura la figura de Don Quijote con una cruz, un funicular y un racimo de uvas. Por eso estas producciones se parecen un poco a esos juegos de armar y desarmar, son como rompecabezas de formas, colores, sentimientos, sensaciones e ideas.
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