Cuando era niño mi padre me regaló una pequeña caja de color negro con tres compartimentos. El central tenía un lente en un extremo y una ventanita rectangular tapada con un vidrio empavonado, que permitía el paso de la luz, por el otro extremo. Externamente, también a la altura del compartimento central, poseía una ruedecilla que podía hacerse girar. El interior de la tapa ostentaba un nombre en letras al estilo cinematográfico de los años 50: "Cinema Pathé".
Junto a la cajita, recibí el maravilloso regalo de dos cintas de celuloide con cuadros dibujados al modo de una película. Una era la historia de "Barba Azul". No recuerdo qué tópico contenía la otra.
Me fascinó ese regalo. Fue uno de los tesoros de mi infancia. Veía las "películas" una y otra vez. Luego comencé a experimentar diversas formas de poder hacer una por mis propios medios. El primer desafío era lograr un papel transparente. Sometí dibujos de pequeñas cintas dibujadas, a aceite de linaza, aceite de cocina, hasta que encontré un papel transparente que papá tenía en su biblioteca.
Luego quise proyectar mis creaciones en las paredes. Utilicé lupas y lámparas de velador. Aprendí rudimentos de Óptica en forma experimental, no sin pasar algunos accidentes como que se quemara la filmina artesanal o alguna ropa que utilicé para lograr la oscuridad necesaria.
Tal era mi entusiasmo en esta aventura creativa infantil, que lograba contagiar a mi hermana y primos. Recuerdo los temas de sus pequeñas producciones. Llegué a elaborar un método para hacer esas películas...
Allí, en esa experiencia, nace mi obsesión por el close-up, por las pequeñas ventanas, por las imágenes acotadas dentro de un rectángulo, presentes en mis pinturas. Los cuadros de CONTARDO están segmentados en numerosas cuadrículas. Esta manera se origina más allá de la observación de las ventanas de mi ciudad por la noche. Ayer descubrí que aquella búsqueda rudimentaria de proyección de imágenes, que yo llamaba "cine", marcó para siempre mi obra plástica.
No lograr dar movimiento a las imágenes ni contar con los recursos técnicos para producir animaciones, generó una frustración inconsciente. Con el tiempo dejé a un lado aquellas prácticas, avocándome con pasión a la Pintura, y mis "películas" ("Meditación", "La Muerte Roja") quedaron en el recuerdo.
Celuloides, cuadros de cine, carretes de films, proyectoras, etc. suelen aparecer en mis cuadros y dibujos, asociados a diversas imágenes. Pronto daré a luz nuevas obras que hablan sobre esta "obsesión cinematográfica".
Junto a la cajita, recibí el maravilloso regalo de dos cintas de celuloide con cuadros dibujados al modo de una película. Una era la historia de "Barba Azul". No recuerdo qué tópico contenía la otra.
Me fascinó ese regalo. Fue uno de los tesoros de mi infancia. Veía las "películas" una y otra vez. Luego comencé a experimentar diversas formas de poder hacer una por mis propios medios. El primer desafío era lograr un papel transparente. Sometí dibujos de pequeñas cintas dibujadas, a aceite de linaza, aceite de cocina, hasta que encontré un papel transparente que papá tenía en su biblioteca.
Luego quise proyectar mis creaciones en las paredes. Utilicé lupas y lámparas de velador. Aprendí rudimentos de Óptica en forma experimental, no sin pasar algunos accidentes como que se quemara la filmina artesanal o alguna ropa que utilicé para lograr la oscuridad necesaria.
Tal era mi entusiasmo en esta aventura creativa infantil, que lograba contagiar a mi hermana y primos. Recuerdo los temas de sus pequeñas producciones. Llegué a elaborar un método para hacer esas películas...
Allí, en esa experiencia, nace mi obsesión por el close-up, por las pequeñas ventanas, por las imágenes acotadas dentro de un rectángulo, presentes en mis pinturas. Los cuadros de CONTARDO están segmentados en numerosas cuadrículas. Esta manera se origina más allá de la observación de las ventanas de mi ciudad por la noche. Ayer descubrí que aquella búsqueda rudimentaria de proyección de imágenes, que yo llamaba "cine", marcó para siempre mi obra plástica.
No lograr dar movimiento a las imágenes ni contar con los recursos técnicos para producir animaciones, generó una frustración inconsciente. Con el tiempo dejé a un lado aquellas prácticas, avocándome con pasión a la Pintura, y mis "películas" ("Meditación", "La Muerte Roja") quedaron en el recuerdo.
Celuloides, cuadros de cine, carretes de films, proyectoras, etc. suelen aparecer en mis cuadros y dibujos, asociados a diversas imágenes. Pronto daré a luz nuevas obras que hablan sobre esta "obsesión cinematográfica".
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