Corazón ingrato que jamás me escribes
corazón de chocolate derritiéndose en un bolso escolar
Infancia perdida en el corazón de Francisco Smythe
corazón suicida electrocutado en un volantín que se enredó
en los cables de alta tensión
Corazón a regañadientes y mordido cual un pan de Balmes
Corazón del pueblo más pobre y de los más poderosos y ricos
en tu centro está el secreto
lector de faros
Invidente nadando en la acuosa bruma de unos ojos
que lloran y lloran la partida del tiempo
Corazón funicular tallarín o suspensor
Perdido en la bruma del idioma
desatada lengua de la sangre
que cae
gota a gota
de unas sábanas colgadas en el cerro Los Placeres
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